CÓNYUGES.
La poligamia era una práctica común en el Antiguo Testamento, a pesar de que era contraria a la voluntad de Dios.Esta practica no lograba hacer felices a las personas, como pretendían.
Por el contrario, causaba infelicidad, desprecio, discusiones y peleas. Jacob estaba casado con Lía y con Raquel, pero amaba solo a esta última. Lia abrigaba la esperanza de que, por haber tenido hijos, sería amada, pero eso nunca ocurrió.
Puede observarse que el sufrimiento de Lía es similar al de muchas mujeres en nuestros días.
Asi vemos que algunos maridos se dedican demasiado a su trabajo y a sus intereses personales, hasta el limite de que la mujer no se siente amada, sino despreciada.
Asimismo, el romanticismo de los tiempos de noviazgo se evapora demasiado rápido. Entonces, algunas mujeres hacen de todo para llamar la atención de su marido: intentan quedar embarazadas, prueban sucesivas y extrañas dietas para mantenerse con un cuerpo considerado ideal por la sociedad, y se toman obsesivas en relación con otros cuidados de la apariencia.
Pero todo esto puede ser en vano y, frente al fracaso, caen en depresión.
Cuando la pareja invierte en compañerismo, intimidad, respeto, comprension, fidelidad. afecto y amor mutuos, aumentan mucho las posibilidades de que el matrimonio tenga éxito. Dios nos enseña a amarnos unos a otros.
Y es exactamente en la relación conyugal donde podemos aprender cómo obedecerle.
//DIOS ES MI GUIA//
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